Un proyecto que acercó a cinco uruguayos a Google.
Python Joven enseña a programar a alumnos desde primero de liceo.
El hecho de que en los últimos cinco concursos de programación para adolescentes Google Code-In haya uruguayos entre los ganadores llama la atención. Más aún al descubrir que cinco primeros premios surgieron dePython Joven, un proyecto para aprender a programar con el software de las computadoras XO creado y llevado adelante por el docente Flavio Danesse.
Oriundo de San José, Danesse, de 45 años, es asistente de laboratorio de Informática en el liceo de Villa Rodríguez y también da clases en UTU. No tiene una "formación especial" ni es programador. "Lo mío es todo intuición", dijo a El País.
Cuando tenía 12 años comenzó un curso de informática, pero debió dejarlo por motivos económicos. "Lo que aprendí, lo aprendí por Internet cuando pude comprarme una computadora, ya de veterano", afirmó.
Se vinculó al Plan Ceibal cuando empezaron a entregarse las primeras XO en el interior, a través del programa RAPCeibal, en el que un grupo de voluntarios participaba en el reparto y enseñaba lo básico para su utilización. Allí descubrió que para "dar una mano" tenía que aprender a trabajar con el sistema Python, que era el que utilizaban esas computadoras.
Cuando comenzó el reparto en Montevideo, Danesse fue invitado a participar en Ceibal Jam, un grupo de desarrolladores para el sistema educativo uruguayo. La idea del proyecto "era desarrollar software libre para esas máquinas. Ahí fue donde empecé a aprender a programar en Python. Yo tenía un montón de gente, programadores, ingenieros y catedráticos, que podían ayudarme a aprender".
Al empezar a trabajar con Python, se dio cuenta de que podía enseñar a los jóvenes a hacerlo. "En psicología evolutiva, una cosa que enseñan es que los chiquilines de 12 años no tienen la madurez intelectual para aprender conocimientos tan abstractos como la programación. La idea era hacer un experimento. El promedio de los chiquilines de esa edad no puede adquirir el conocimiento pero no todos están dentro de un promedio", indicó. "Vos tenés un 80% de chiquilines en un nivel. Para un 10% va a ser difícil y para el otro 10% va a ser aburrido. Lo que hace el grupo es tratar de tomar a aquellos dentro de ese (primer) 10%. Si tienen la capacidad de aprender, les gusta y tienen la fortaleza necesaria para distraerse un tiempo, van a llegar a otro nivel", aseguró.
Con ese desafío comenzaron las clases, tomando alumnos de primer año de Secundaria en San José. En el primer grupo había entre 10 y 12 estudiantes. Entre ellos se encontraba Agustín Zubiaga, el primer ganador de Google Code-In, en 2012. Más adelante llegaron adolescentes que se contactaron con Danesse a través de Internet, como Ignacio Rodríguez, de Canelones, y Ezequiel Pereira, de Montevideo. Ambos participaron en la competencia de Google, ganaron (dos años consecutivos en el caso de Rodríguez) y visitaron las instalaciones de la empresa en California.
"Mi idea fue armar un grupo con los gurises que quieran, empezar a enseñarles y ver qué sucede", señaló Danesse, y agregó que luego de los dos primeros años se comprobó que "los resultados son muy buenos".
"Mi trabajo fue iniciarlos para que pudieran entender cómo programar, vincularlos y mantener el grupo junto, de forma que ellos pudieran hacer cosas. Lo mío fue el puntapié inicial y el sostenimiento del grupo. El resto es todo esfuerzo y dedicación de ellos", afirmó.
Indiferencia
"En ese momento la
idea mía ya había pasado de un experimento a pensar que en algún momento, desde
el sistema educativo y al reconocer los resultados, iban a tratar de masificar
eso a nivel nacional. Pero se siguió haciendo a pulmón, en horarios extra, y (como)
voluntarios", lamentó el docente.
"Estos nueve años
demuestran lo que se puede lograr. El problema es que un profesor solo de
informática va a sacar dos o tres alumnos por año, a los sumo". Por este
motivo, Danesse pensó que "cuando Secundaria viera lo que se está haciendo
con este grupo iban a preguntar cuál es la metodología, lo que se hace, si se
puede hacer un proyecto a nivel nacional, pero nunca sucedió". Sin
embargo, el docente consideró que "la forma en que funciona Secundaria
tampoco da para hacer eso".
"Si llevo un
proyecto de este tipo, lo que va a hacer Secundaria es decir vamos a asignar
tantas horas semanales, tantos cargos de profesor para esto, y vamos a poner
las horas a elección. Eso es lo que yo no quiero.
Hacer eso es simplemente un gasto de plata. Este proyecto necesitaría
profesores que sepan programar en Python, que acompañen durante todo el año a
los chiquilines, realizar jornadas de encuentros cada tres o cuatro meses y ser
sostenido por lo menos durante tres años", relató.
La intención del profesor
era coordinar el proyecto, "no llevárselo a Secundaria", ya que el
organismo "nunca se ocupó mucho del tema, solo están para sacarse la
foto".
Tanto los alumnos que
participaron en Python Joven como Danesse han colaborado con proyectos
educativos de otras partes de América Latina. Entre ellos se encuentran
conferencias en Argentina, Brasil y el Proyecto Transformando, organizado por
la Agencia Nacional de Colombia para la Superación de la Pobreza Extrema.
Durante un año, Danesse,
Ignacio Rodríguez y Cristian García (ganador de Google Code-In en 2016)
trabajaron para ese proyecto, que continúa funcionando. En 2014, los tres
viajaron a Colombia y participaron en un "hackatón", una jornada de
experiencias en el desarrollo de software libre.
Otro encuentro del que
participaron los estudiantes de Python Joven fue en Argentina: "Surgió por
una invitación de Sugar Labs y Activity Central, una empresa relacionada con el
desarrollo de Sugar, el entorno gráfico que utilizan las XO verdes".
En esa ocasión, Agustín Zubiaga y Cristhofer Travieso viajaron a la vecina
orilla becados, junto a Danesse. Allí conocieron al equipo de desarrollo de
Ubuntu, el sistema operativo basado en Linux que se distribuye commo software
libre. También "conocieron al desarrollador de pilas-engine, que es un
editor para enseñar a los niños a programar juegos, al de Ninja IDE, y a los de
Sugar Labs".
El docente afirmó que "ese tipo de experiencia para chiquilines de primero
de liceo es sumamente impresionante, imaginate, salir del país, hacer un viaje
en barco o avión, conocer a los desarrolladores de Ubuntu… Para uno es
importante, imaginate para los chiquilines, es sumamente relevante e
impactante. Eso causa un efecto posterior".
"En programación hay mucha cosa que está en inglés. El 90% (de los
liceales), salvo que hayan empezado a los seis años con clases particulares
─que no es lo normal─, no saben inglés. Ellos aprenden por querer aprender
informática. Quieren aprender a programar, se ven obligados a leer en inglés,
entonces hacen el esfuerzo para aprender a programar, no por el inglés en sí.
Con la matemática pasa lo mismo.
Para desarrollar un juego donde tenés que manejar coordenadas, velocidad, ellos
mismos se ven obligados a leer cosas de matemática".
"En la Facultad de Ingeniería, el 90% de los que entran no saben
programar. Mientras que los chiquilines de este grupo, cuando llegan a la
facultad escriben en tres, cuatro o cinco lenguajes diferentes".
"En el grupo nunca se permitió la entrada de adultos. Hay que comprobar
que son chicos, que tienen la edad que dicen tener, si llegan (por la vía)
online hay que corroborar eso"
"Google me invitó reiteradas veces a ser mentor del concurso (Google
Code-In), pero no participé porque tenía a mis alumnos participando, me parecía
que ser mentor mientras había un montón de grupos participando no era
ético".
"Python Joven está probado, hay resultados a la vista, el tema es replicar
eso. Yo sé que un profesor puede sacar, quizás, tres alumnos por año a ese
nivel, ¿en Uruguay cuántos profesores de informática hay? El tema es que a esos
profesores hay que prepararlos y después coordinarlos".
"Este proyecto es para el área de Informática pero creo que se puede hacer
con cualquier materia. Seguramente se pueda hacer lo mismo con Química, con
Fïsica, con Matemática. Tenés que tener claro que si vos tenés 40 gurises en un
salón, no van a salir 40 buenos en eso. El tema está en permitir que aprendan
lo que ellos quieren. ¿Por qué los voy a tener seis años estudiando una cosa
que ellos no quieren si el primer año ya saben lo que no quieren? Esos casos
hay que tomarlos en cuenta y decirles ‘vos tenés que estudiar esto, tenés que
saber esto cuando salgas del liceo, pero ¿querés aprender a programar? Bueno,
tenés este taller que te va a acompañar durante los seis años’, y van a entrar
a Facultad en otro nivel".
CEIBAL JAM Y LA BUROCRACIA.
"No se puede perder la conexión a
internet".
El proyecto que introdujo
a Flavio Danesse en el mundo de Python dejó de existir en 2013. El profesor
cree que "se perdió esa oportunidad de tener un grupo de gente con
energía, ganas y conocimiento", debido a lo que entiende como falta de
apoyo institucional.
"Había gente como
yo, que se arrimaba para aprender y aportar un poquito, pero había catedráticos
universitarios, gente que hoy trabaja en Google, conocimos gente de Pixar,
Wikipedia, Ubuntu, conocimos gente que nunca íbamos a conocer si no se hubiese
dado eso, que fue el origen de Ceibal", relató. El problema, cuenta el
docente, es que "no se valoró o no se quiso valorar, pero nunca se trató
de sostener" lo generado a través de Ceibal Jam. Al haber desaparecido esa
comunidad de software libre generada por la "efervescencia" del
comienzo, "queda todo en manos de la institucionalidad, y ahí es donde
aparece toda la burocracia".
Danesse sostiene que
"en su momento, Ceibal fue una revolución desde todo punto de vista",
lo que generó que se forme esa comunidad de software libre en torno al programa
del gobierno.
"Antes de que se
empezaran a repartir las máquinas, la gente se empezó a acumular, a decir yo
quiero participar en esto, es una revolución educativa, hay que hacerlo, está
buenísimo. El tema es que eso hay que apuntalarlo para mantenerlo en el tiempo.
Y nunca se hizo", consideró.
El profesor maragato
afirma que en la actualidad, "lo único que hace Ceibal es repartir
máquinas y desarrollar algunas aplicaciones para el ámbito administrativo, para
pasar la lista, para la libreta del profesor, para una biblioteca
digital".
Las personas que
integraban Ceibal Jam fueron retirándose del proyecto porque es lo que ocurre
"si ven que el esfuerzo que dedican en su tiempo libre no es reconocido,
no es tomado en cuenta".
Según Danesse, lo más
importante hoy en día es que "no se puede perder la conexión a
Internet".
“Más de Danesse” y estas
frases:
"Muchas veces la
gente piensa (programar) que es ir a un curso a escuchar lo que te dicen y ya
estás aprendiendo. Y Programación, se aprende programando. Lo que te dicen en
un taller es el puntapié inicial para que investigues, metas mano y aprendas
equivocándote".
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